jueves, 1 de marzo de 2012

Huele


El ambiente huele a infección vaginal. Huele a chetos rancios. Huele a que te fuiste y dejaste tus zapatos. Huele a hule. A hule no. Huele a, a, a algo que molesta al olfato pero agrada al intento de volverlo a oler. Así huele cuando te vas. Por que ¿sabes? vivo con la esperanza de que cruzarás esa puerta una y otra vez buscando algo que se te olvida, llenando los huecos de una balija. Luego te cansarás y te sentarás. Y te miraré medio enojada y sonriendo para adentro de que volviste, de que vuelve a oler a fresco.
Huele a la ausencia, huele a que hay más espacio en la casa, huele a menos gente, exacto, huele a que ya vivo sola, a que veré la luna sola, así de sola como la luna ¿A qué huele la luna? No sé, pero ¿a qué huele la ausencia? No sé, tal vez y sólo es la carencia de tu colonia en los pasillos, de tu sudor en la cama. La casa ya no huele a tí. Ya no huele a los dos, me preocupa sólo olerme, sólo a mí. No me gusta mi olor sin combinarlo con el tuyo, no quiero oler a dejada, a abandonada, quiero oler a los dos.
Mi casa ahora sólo huele a infección vaginal.

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