Ya terminó de amamantarlo. Pero le seguía saliendo leche, le ardían las mordiditas alrededor de los pezones. Usa miel, sin embargo, le duelen, le queman, le sangran. Pensaba que el pequeño se la estaba comiendo a cachitos. Lo detestaba. No era mala madre, él era mal hijo. Lo vendió. Se compró un gato que tomaba leche en un tazón.
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