martes, 24 de julio de 2012


Sólo una vez soñé que salía del callejón de donde estaba mi casa. El cielo estaba coloreteada de entre verde, azul marino, un poquito de amarillo (a esa edad no sabía que a esos colores juntos y movibles se les llama aurora boreal). Luego todos los planetas giraban frente a mí pero con una rapidéz loca, pero el que más veces se repetía era Jupiter.
Esos planetas, tan cerquita, tan enormes, era imposible que cupieran en la calle. Luego esos colores, luegi, luego yo sola frente a todo éso, me dio miedo, me espanté. Pero quise soñarlos otra vez, no pude, así pasaron de 7 a 8 años y hasta ahora hablo de ello.

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