domingo, 24 de enero de 2016

Llamada por teléfono

¿Y tienes pelo largo? ¿Y qué me dices de tus cejas, son pobladas? Ahora háblame de tus labios, ¿gruesos, rojos, pálidos, delgados, o no tienes? ¿Tu nariz es pequeña? ¿Bueno? No contestes mis llamadas, si no quieres hablar en tiempo real te comprenderé. Por lo menos ponle play a mis mensajes y escúchalos, envíame una respuesta. Si quieres escríbela, mándame un texto, una carta, algo. Pero hazme saber que te interesa lo que te he dicho. Te amo y ni sé si existes. He pensado en cómo es tu voz, lo juro. Hasta es rutina caminar en donde haya mucha gente, pongo atención a cada voz que brota. Me pregunto si alguna de ellas es como la tuya. Y cuando veo que una chica escribe, me acerco y veo su letra. Me pregunto si es como la tuya. Y las sonrisas de incomparables muchachas. Ignoro las que me parecen tontas y ridículas, me aferro a las coquetas. Me pregunto si son como la tuya.
Me gustas mucho, también te lo juro. Me mantienes atento, te he comprado como incontables rosas. Obvio que no las has recibido, ni sé a dónde enviarlas, así que las reparto a las que creo se parecen a ti. Ni sé cómo diablos te llamas. También tengo un chingo de tarjetitas con mensajes y poemas de un señor argentino, un tal Julio. Me puse a estudiar literatura, por ti. Mejoré mi léxico y...
¿Bueno? ¡Gracias por contestar! ¿Eres tú? Qué felici... (Inaudible)

No hay comentarios:

Publicar un comentario