viernes, 10 de mayo de 2019

El regreso a casa

El regreso a casa no se trataba de regresar a casa. 
Esperé toda la mañana a que mandaras mensaje pidiendo vernos de nuevo a escondidas, allá, por las orillas.
Nada.
El camino de vuelta tenía que tratarse de ti y de mí: yo en la carretera y tú en lo que siempre haces los domingos a partir de las 4. 
Algo.
Hasta ahora se te ocurre pensar en mí, ya que voy bien metida en mi coraje y mis ganas de no volverte a hablar. Te respondí porque no aguanté las ansias de saber si querías verme, aunque sabía que no las tenías. 
Todo.
No te hablo mucho ya pasados los días, porque soy consciente que si te vuelvo a ver, me dejarás plantada en una cita no acordada, pero que todos saben debe haber.
Pero.
Que me sea corta la estancia aquí, porque sólo Dios sabe cuánto te quiero ir a ver. 


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