lunes, 16 de enero de 2017

Un día, París

Un día, París. Qué mejor que se tratara de la lluvia allá fuera, que se mojara el techo de teja, las calles limpiaran el imparable tráfico: carros, run, pasos, clack. Tal vez una semana de labores pesados para los franceses, ¿y? Estaremos sentadas viendo cómo caminan todos como locos, desesperados porque el reloj va demasiado a prisa y sus zapatos no jalan a la par del tick    tack, tick   tack, tick  tack, tick tack, ticktack. Nos miran de reojo esperando una señal de vida, pero somos tan ajenas a ellos, tanto que somos otro mundo. A nosotras no nos llueve, no nos moja, no nos limpia, no nos pasa. Somos ajenas al resto de los parisinos. Iremos a la rue de Seine, tomándonos las manos, tal vez y encontremos a la Maga, pero lo dudo, porque tú y yo nos estaremos reencontrando. Tendremos veintitantos. Tú el cabello largo, para entonces el mío será de nuevo chino. Te referirás a mí con otro nombre, muchas veces. Brincar los charcos, comer pan francés (pero todo el pan allá es francés, todo lo que está allá se vuelve francés, tú, yo, otras personas). Antes de salir corriendo por cada rue, te pido que mires adelante y a los lados, que no me veas, porque te perderás de las fachadas húmedas y de la gente elegante parada en los semáforos. Ahí, a tu izquierda, está el señor que vende periódico viejo, como si a alguien le importara saber qué fue París hace unos meses. Ya nadie compra papel. Al lado, una cafetería a punto de quebrar, las empleadas no entienden otro idioma más que el suyo. Te perderías de toda esa vida si me vieras y si yo te viera. No habríamos sabido que “fuimos” en París, que ahora somos pero en otra ciudad, otro horario, otro idioma, contándonos zapatos enlodados, tacones caros, que fuimos por un momento otra gente, otra historia. Sin embrago, tanto cambio no nos pudo. Nos vemos cada vez que podemos, y entonces volvemos a ser, sentadas, una mesa, un café amargo, tomándonos las manos por debajo de la mesa, sin que nadie siquiera sospeche sobre nuestra locura más grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario